LA CIUDAD Y LAS NUEVAS FORMAS DE SUBURBANIZACIÓN

Hoy somos testigos de un nuevo fenómeno urbanístico, los emprendimientos suburbanos. Este tema
de extraordinario contenido requiere, de parte de todos sus actores, respuestas para superar el nivel actual de
estos modelos de resistencia y entablar un vínculo amigable con la ciudad.
Habría que investigar si la historia de la ciudad y su sociedad fueron disparadores de estos
desarrollos, preguntar a quienes conducen políticas urbanas cómo y bajo qué pautas reglan estos nuevos
modelos; transformar el cuestionamiento a los desarrollistas en diálogo, para atenuar los impactos
ambientales y sociales, y responsabilizar, también, a los profesionales para que se capaciten y puedan
responder con solvencia a la complejidad temática.
Estas hipótesis que se plantean son a los fines de investigar y relevar datos, para poder arribar a
conclusiones abiertas, ayudar a formar un marco que profundice la evolución del fenómeno en cuestión.
La reciente historia muestra a la periferia urbana, entre la década del 50 y la del 80, como a una
imagen de conjunto pasiva, lo periurbano como parte de la ciudad que rodea al centro y aloja aquello que el
centro rechaza, asumiendo un criterio residual en donde el sitio en cuestión no se identifica con lo urbano ni
con lo rural, y en donde la calidad medioambiental no califica con aptitud.
A partir de los 90, la valorización de la periferia ya no se define de un modo negativo respecto del
centro. Las nuevas vías de accesos, la llegada de las infraestructuras primarias y el saneamiento
medioambiental colaboran para ello. Asimismo, la extensión y crecimiento de la ciudad hace que llegue a
contactarse con el suelo rural, generando un nuevo espacio de operación para los desarrollistas en consenso
con los organismos públicos.
Hoy la seguridad, el predominio de bajas densidades de viviendas, los servicios, las amplias áreas
verdes para un mayor contacto con la naturaleza, junto con la mejora de los accesos, son las características
más salientes de estas nuevas formas de suburbanización.
Municipios como Pilar, en la provincia de Buenos Aires –paradigma de estos nuevos casos–,
convocan y fomentan la interacción con los emprendedores de estos nuevos esquemas residenciales, que en
principio eran la opción de fin de semana y paulatinamente se han convertido en residencia primaria o
permanente. Se opera desde el Estado como una gran inmobiliaria, pero muchas de las veces, con ausencia
de planificación territorial.
A partir de este ejemplo concreto podemos ver cómo la secuencia de diferentes urbanizaciones
privadas, clubes de campos, barrios cerrados, barrios de chacras y la última modalidad de miniciudades se
organiza en una política de redes, sin orden previo, donde en casos como la localidad mencionada se opera
con sistemas de autosuficiencia “sin” centro. Este último dato es parte del análisis objetivo, que no hace más
que reflejar la realidad.
El estudio de los desarrollos suburbanos revela dos tipos de miradas diferentes: la primera es en la
escala territorial, donde la localización de diferentes hechos urbanos significativos como áreas de educación,
de abastecimiento y de recreación, se relaciona con los barrios en esquemas lineales. El principal detalle de
esta curiosa manera de vincularse lo otorga la mensura en tiempo (en minutos de distancia), dato que
capitalizan tanto los emprendedores como los adquirentes de nuevas formas de dominio.
El segundo punto es la posterior búsqueda de esas relaciones en la escala real, donde raramente se
verifica este sistema de redes de conexión, diluyéndose las apreciaciones gráficas de la macroescala, lo que
revela diferentes realidades sociales y territoriales de autorganización.
En resumen, la observación de estos hechos no debería ser tan contrastante en este cambio de
escala. Creer que este fenómeno es la enfermedad que tienen las grandes urbes y suponer que la
“fragmentación” de la ciudad y su sociedad tienen como responsables únicos a estos desarrollos es la venda
que se pone la sociedad toda para ignorar otros factores que habría que investigar al respecto.
Esta aproximación general marca interrogantes acerca de estas nuevas formas de urbanizaciones
periféricas. De hecho, no se pretende dar respuestas acabadas y menos sugerir propuestas definidas frente a
estos procesos ya instalados.
Acercar visiones entre emprendedores que inviertan y los municipios que planifiquen, definir políticas
territoriales y marcos legales para regular correctamente los dominios, afianzar la relación entre los diferentes
profesionales y ofrecer productos inmobiliarios que cubran la pirámide de consumidores, con diferenciación de
la oferta para no saturar los mercados, son los desafíos. Sólo de esta manera y entre todos los actores de la
sociedad interesada podremos cualificar la relación entre la ciudad y el fenómeno de la suburbanidad.

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