LAS CIUDADES ABIERTAS Y CERRADAS ¿QUIÉN LAS SEPARA?
Como paradigma de las diferentes nueva formas de urbanización privadas nos centraremos en la expectativa de crecimiento y desarrollo de las ciudades en el mundo, como marco a conclusiones abiertas que nos lleven a reflexionar, ya no en el modelo de barrio o de club de campo, sino sobre las ciudades que habitamos, y en las cuales nos desarrollamos social y culturalmente.
Más de las dos terceras partes de la humanidad vivirán en condiciones de extrema miseria y de hacinamiento en
suburbios de madera y latón en los próximos 25 años. Tal vez las actuales ciudades sean el continente de esta dura
realidad. Las minorías, en viviendas de confort y lujo, serán islas dentro de las mega ciudades del futuro.
¿Cienciaficción o novela futurista con visión apocalíptica? Tal vez ni lo uno ni lo otro. Lo que sí revelan estos datos es que hay que preparar las estructuras públicas y privadas para este crecimiento demográfico desigual. Estudios e investigaciones en el marco de un congreso acerca de las ciudades del siglo XXI reflejan y pronostican que habrán decenas de centros urbanos con mas de 30 millones de habitantes en ese periodo, superando los 5 millones llegara al centenar y serán 300 los que superen el millón de pobladores.
Los problemas que sufren y sufrirán estas urbes es uno de los grandes desafíos que se han planteado numerosos especialistas. Tokio con 28,8 millones de habitantes sigue liderando; ciudad de México y Bombay le siguen rondando los 20 millones, aún Capital Federal y el conurbano bonaerense están cercanos a los 11 millones de habitantes. Estas
cuestiones se deben enfrentar y se tienen que afrontar las soluciones.
Dentro de las conclusiones elaboradas en el congreso mundial de urbanismo de Berlín se hizo hincapié en el descontrolado incremento de las megas ciudades. En nuestro país se están desarrollando ciudades o complejos
sustentables que tal vez resuelvan parte de un problema o tal vez generen otros. Los ejemplos de Nordelta, Pilar del
Este o Estancias del Pilar son los casos referentes de estos nuevos conceptos de mini ciudades que se “excluyen”,
según algunos, de la realidad urbana tradicional.
Este será un dato preocupante cuando comiencen a desaparecer gradualmente los valores que la ciudad
histórica encierra, las tradiciones y costumbres transmisibles por ella y sus habitantes, y que reafirman su memoria.
Casi siempre los pensamientos extremos son malos y la realidad se encarga de exponerlos, el equilibrio es tal vez
lo más difícil de lograr en cualquier ámbito. Ni excluidos ni incluidos fuera o dentro de la ciudad son concientes de la
manipulación sociológica a lo que se prestan en manos de mediocres lectores de quienes adoptan las nuevas
maneras de residir, intentando recuperar tal vez la seguridad que la ciudad ya no ofrece.
Ahora bien, la ciudad no es el enemigo. También, para este y otros análisis fuerte apache es infranqueable para “los de afuera”. La realidad es garantizar la interacción social donde los agentes de vínculo, los gobernantes, serán quienes se encarguen de conectarlos o desconectarlos.
En el medioevo existían agitadores que dividían a las tácitas alianzas de producción y las de consumo, y
generaban la dicotomía social entre los “incluídos” y los “excluídos” aun dentro de un mismo feudo, con objetivos de
reinar. Traiciones y sobornos por dinero movilizaban a quebrar el contrato sellado por un juramento de homenaje y
fidelidad que concretaba el feudo contra un mundo exterior que asediaba. Pero tanto el señor como el vasallo eran
hombres libres. No perdamos la libertad de poder discernir realmente quién es el enemigo, tal vez lo encontremos
entre nosotros. Tal vez ese que quiere dividir, quiere reinar.